Ed Catmull, el cofundador de Pixar justo con Steve Jobs y John Lasseter, escribe en su libro "Creativity, INC." (en español "Creatividad, S.A.") los aprendizajes a lo largo de su carrera que han permitido a Pixar ser una de las principales empresas creativas del mundo que ha conseguido éxito tras éxito desde su fundación.
Hace un análisis profundo del proceso de innovación y creativo en el contexto empresarial y es una lectura interesante de la que he extraído muchos aprendizajes. No obstante, en este artículo sólo me centraré en dos de sus ideas que están estrechamente relacionadas
- proteger lo nuevo y
- la franqueza total en la crítica,
como herramientas para alcanzar la excelencia.
Proteger lo nuevo
Las nuevas ideas al principio son "feas" e incompletas. Requieren tiempo y paciencia para crecer y poder "defenderse" por sí mismas.
Por otro lado las empresas, especialmente si ya han alcanzado el éxito o han diseñado un producto adecuado para su mercado, tienen una tendencia a hacerse más conservadoras y dedicar recursos y energía en "lo que ya funciona". Se prioriza la optimización de lo que ya sabe hacer por encima de la grandeza de lo que podría llegar a conseguir.
Así pues, se hace necesario proteger lo nuevo par que no sucumba bajo la voracidad de lo que funciona. Esta protección consiste, en gran parte, en dar soporte y ayuda a los ideadores e innovadores, rodeándolos de gente que entiende la dificultad del proceso creativo.
El equipo de gestión es el responsable último de crear una cultura y los mecanismos para garantizar esta protección.
Franqueza total en la crítica
El libro defiende que el estado del arte de una cultura creativa saludable es aquella en la que la gente se siente libre de compartir ideas, opiniones y críticas. La falta de honestidad en la crítica, al final, sólo conduce a entornos disfuncionales que pueden aceptar la mediocridad o incentivar el "politiqueo".
Si queremos alcanzar la excelencia en la innovación es necesario retar las ideas y no acallar las críticas.
Un mecanismo que utiliza Pixar, es lo que denomina "Braintrust" que es una palabra difícil de traducir pero que nos podemos imaginar como un consejo de sabios. Este consejo se reúne para evaluar una idea y sus iteraciones de desarrollo hacia la madurez. Sus características son estas:
- Está compuesto por gente con un conocimiento profundo del problema a tratar y por tanto su opinión tiene un valor real.
- Dan feedback sincero y honesto sobre las ideas, sin atacar a las personas que las han producido. El objetivo es mejorar la idea no condenar al ideador.
- Sólo diagnostica los problemas, pero no dicta la solución. No tiene autoridad. Es el equipo ideador el encargado de encontrar la mejor solución pues se asume que son los mejor preparados para ello.
- Es útil porque "ensancha" la perspectiva, ayuda al equipo ideador a ver lo que perspectivas que no habían considerado. Muestra lo oculto.
Sus sesiones pueden llegar a ser intensas en el contenido y en la forma porque con el objetivo de le excelencia en mente, el Braintrust no se va a morder la lengua cuando algo es mediocre o no funciona.
No obstante, si estás pensando en implementar algo similar, no hay que subestimar el tiempo requerido para alcanzar el nivel de confianza y madurez en la organización para que una estructura de este tipo pueda funcionar. Implementarlo antes de tiempo puede ser contraproducente porque la crítica puede llevarse al terreno personal y malinterpretarse. Esta confianza es necesaria por las dos partes:
- El receptor debe estar dispuesto a escuchar y procesar la crítica.
- Para crítico, decir la verdad, cuando es dura, es difícil.
Conclusión
Todos aquellos que tenemos responsabilidad de gestión en entornos creativos o de innovación, está entre nuestras responsabilidades la creación de una cultura que favorezca dos fuerzas sólo aparentemente opuestas:
- Proteger las nuevas ideas.
- Criticarlas para llevarlas al estado de excelencia y grandeza que se merecen.